Luego de la asunción, el Presidente de la Nación Dr. Javier Milei, se dirigió al pueblo argentino en los siguientes términos:
“Hoy comienza una nueva era en Argentina.
Damos por terminada una larga historia de decadencia y declive y comenzamos el camino de la reconstrucción de nuestro país.
Los argentinos de manera contundente han expresado una voluntad de cambio que ya no tiene retorno. No hay vuelta atrás, hoy enterramos décadas de fracaso, peleas intestinas y disputas sin sentido. Peleas que lo único que han logrado es destruir nuestro querido país y dejarnos en la ruina. Hoy comienza una nueva era en argentina, una era de paz y prosperidad, una era de crecimiento y desarrollo, una era de libertad y progreso.
Hace 200 años, un grupo de ciudadanos argentinos reunidos en San Miguel de Tucumán le dijeron al mundo que las provincias unidas del Rio de la Plata no eran más una colonia española y que a partir de ese histórico momento seriamos una nación libre y soberana.
Para principios de siglo XX éramos el faro de luz de occidente. Nuestras costas recibían con brazos abiertos a millones de inmigrantes que se escapaban de una Europa devastada en búsqueda de un horizonte de progreso.
Lamentablemente nuestra dirigencia decidió abandonar el modelo que nos había hecho ricos y abrazaron las ideas empobrecedoras del colectivismo.
Durante más de 100 años, los políticos han insistido en defender un modelo que lo único que genera es pobreza, estancamiento y miseria, un modelo que considera que los ciudadanos estamos para servir a la política y no que la política existe para servir a los ciudadanos.
Un modelo que considera que la tarea de un político es dirigir la vida de los individuos en todos los ámbitos y esferas posibles, un modelo que considera al Estado como un botín de guerra que hay que repartir entre los amigos.
Señores, ese modelo ha fracasado, ha fracasado en todo el mundo, pero en especial ha fracasado en nuestro país.
Sin embargo, dado que la política monetaria actúa con un rezago que oscila entre 18 a 24 meses aun cuando hoy dejemos de emitir dinero seguiremos pagando los costos del desmadre monetario del gobierno saliente, haber emitido por 20 puntos del PBI como se hizo en el gobierno saliente, no es gratis, lo vamos a pagar en inflación.
A su vez el cepo cambiario, otra herencia de este gobierno no solo constituye una pesadilla social y productiva porque implica altas tasas de interese, bajo nivel de actividad, escaso nivel de empleo formal y salarios reales miserables que impulsan el aumento de pobres e indigentes, sino que, además, el sobrante de dinero en la economía hoy es el doble que había en la previa del rodrigazo. Para tener una idea de lo que eso implica, recordemos que el rodrigazo multiplico por 6 veces la tasa de inflación, por lo que un evento similar, significaría multiplicar la tasa de inflación por 12 veces y dado que la misma viene viajando a un ritmo del 300% podríamos pasar a una tasa anual del 3600%
a su vez, tranquilos que no termina acá la herencia sigue, dada la situación de los pasivos remunerados del banco central, la cual es peor que la que había en la previa de la hiperinflación de Alfonsín, en muy poco tiempo se podría cuadriplicar la cantidad de dinero y con ello llevar a la inflación a niveles del 15000 % anual. Esta es la herencia que nos dejan, una inflación plantada del 15000% anual la cual vamos a luchar contra uñas y dientes para erradicarla.
Es más, este número que parece un disparate, quiero que sepan que implica una inflación del 52% mensual, mientras que hoy mismo ya viaja a un ritmo de acuerdo a estimaciones privadas, que oscilan entre el 20 y el 40% mensual para los meses entre dic y febrero, esto es, el gobierno saliente nos ha dejado plantado una hiperinflación y es nuestra máxima prioridad hacer todos los esfuerzos posibles para evitar semejante catástrofe que llevaría la pobreza por encima del 90% y la indigencia por encima del 50%.
Luego de dicho cuadro de situación, que a todas luces parece irremontable, debe quedar claro que no hay alternativa posible al ajuste. Tampoco hay lugar a la discusión entre shock y gradualismo.
En primero lugar, porque desde el punto de vista empírico, todos los programas gradualistas terminaron mal, mientras que todos los programas de shock, salvo el de 1959, fueron exitosos.
En segundo lugar, porque desde el punto de vista teoría, si un país carece de reputación, como lamentablemente es el caso de argentina, los empresarios no invertirán hasta que vena el ajuste fiscal haciendo que el mismo sea recesivo.
En tercer lugar y no por ello menos importante, para hacer gradualismo es necesario que haya financiamiento y lamentablemente, tengo que decírselos de nuevo, no hay plata.
Por ende, la conclusión es que no hay alternativa ala juste y no hay alternativa al shock. Naturalmente ello impactara de modo negativo sobre el nivel de actividad, el empleo, los salarios reales, la cantidad de pobres e indigentes.
Habrá estanflación, es cierto, pero no es algo muy distinto a lo que ha pasado en los últimos 12 años. Recordemos que en los últimos 12 años el pbi per cápita ha caído 15% en un contexto
donde acumulamos 5000% de inflación, por lo tanto, hace más de una década que vivimos en estanflación, por lo tanto, este es el último mal trago para comenzar la reconstrucción de argentina. En materia de seguridad, argentina se ha convertido en un baño de sangre, los delincuentes caminan libres mientras los argentinos de bien se encierran tras las rejas, el narcotráfico s apodero totalmente de nuestras calles a punto tal que una de las ciudades más importantes de nuestro país ha sido secuestrada por los narcos y la violencia. Nuestras fuerzas de seguridad han sido humilladas y maltratadas durante décadas, han sido abandonadas por una clase política que le ha dado la espalda quienes nos cuidan. La anomia es tal que solo el 3% de los delitos son condenados. Se acabo con el siga-siga de los delincuentes.
En materia social, estamos recibiendo un país en donde la mitad de la población es pobre, con el tejido social completamente roto, mas de 20 millones de argentinos no pueden vivir una vida digna porque son presos de un sistema que lo único que genera es mas pobreza. Por lo tanto y para ir terminando, que quede claro, hoy comienza una nueva era en Argentina.
El desafío que tenemos por delante es titánico, pero la verdadera fortaleza de un pueblo se mide en como enfrenta a los desafíos cuando se presentan y cada vez que creemos que nuestra capacidad para superar esos desafíos ha sido alcanzada, miramos el cielo y recordamos que esa capacidad bien podría ser ilimitada. El desafío en enorme, pero lo afrontaremos con convicción, trabajaremos sin descanso y llegaremos a destino. No es casualidad que esta inauguración presidencial ocurra durante la fiesta de Hanukkah, la fiesta de la luz, ya que la misma celebra la verdadera esencia de la libertad. La guerra de los macabeos es el símbolo del triunfo de los débiles por sobre los poderosos, de los pocos por sobre los muchos, de la luz por sobre la oscuridad y sobre todas las cosas, de la verdad por sobre la mentira, porque ustedes saben que prefiero decirles una verdad incómoda antes que una mentira confortable.
Estoy convencido de que vamos a salir adelante. Recuerdo cuando hace 2 años, junto a la Dra. Villarruel, hoy vicepresidente de la Nación ingresamos a esta casa como diputados, recuerdo que en una entrevista me habían dicho: “pero si ustedes son 2 en 257, no van a poder hacer nada”.
Y también recuerdo que ese día, la respuesta fue una cita del libro de Macabeos 3:19 que dice que la victoria en la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo. Por lo tanto, Dios bendiga a los argentinos y que las fuerzas del cielo nos acompañen en este desafío.
Muchas gracias, será difícil, pero lo vamos a lograr”.