Al Matador no le salió una y le dijo adiós a un invicto que contó con 3 empates y una victoria. Lo que preocupó además tras la caída ante el Cervecero es que el equipo no supo hilvanar una sola jugada que lo deje mano a mano ante el arquero local Silvio Dulcich.
Lo cierto fue que en la tarde de hoy fue Quilmes el que propuso el juego que le convenía y se notó la mano astuta de Caruso Lombardi en ese planteo. Más allá de que al Matador le faltaron ideas y jugo claro para intentar gritar el primero el local se notó más metido en las jugadas claves, esas que van inclinando la cancha hacia un lado o el otro.
Para colmo, el gol del Cervecero fue tallado gracias a una mala salida desde el fondo cuando el reloj marcaba los 17 minutos de la primera etapa. Fue Sebastián Romero quien la recibió fuera del área y clavó la pelota en el ángulo superior izquierdo del arco que defendía Javi García.
El cimbronazo que significó ese tanto del local pareció haber sacudido al Matador hasta el final del partido. Los nervios y las malas decisiones a la hora de atacar jugaron un papel fundamental en la mediocridad en la que se vio inmerso el conjunto de Victoria durante largos tramos del encuentro.
Con el resultado final, Tigre volvió a mostrar su peor cara y las dudas en cuanto a la efectividad se remarcó nuevamente. Son falencias que con trabajo se puede revertir y si de trabajo hablamos el director técnico Fabián Alegre tiene los pergaminos suficientes para lograr doblar este presente torcido y que el próximo trago sea un tanto más dulce.
Redacción: Fernando Viale
Fotos: Carlos Borgonovo
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